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Confianza

Conseguir que un/a deportista confíe en sí mismo/a es, literalmente, empoderarlo/a. La confianza es una de las variables psicológicas más determinantes en el rendimiento y en el disfrute del deportista. Y es un tanto mágica, porque cuando se tiene, consigue que brillemos, hasta incluso por encima de nuestras posibilidades. Creer es vital para hacer el éxito posible.

Veamos tres ejercicios para competir con confianza:


1. Prepárate bien partido a partido. La anticipación y la preparación de todo lo controlable aumenta nuestra seguridad. Repasar, si ya conocemos al rival, como vamos a encarar el partido u observar, si es que se tiene la posibilidad, de ver cómo juegan contra otros jugadores, nos da seguridad, tranquilidad y orden mental, facilitándonos donde poner el foco de atención en nuestro partido. Y si no conocemos ni hemos podido ver jugar a nuestra rival, tener igualmente un plan que se centre en nuestro juego. Salir al partido habiendo comentado previamente al entrenador cómo queremos jugar a nivel táctico y psicológico, para luego, sobre la marcha, ir ajustando detalles.


2. Utiliza el “pensamiento ganador”. Tal y como avala Marcial Losada y su equipo de investigadores, hablarnos en términos positivos y constructivos, reforzando nuestra actuación, ayudará a incrementar nuestro rendimiento. Y si puede ser, hablarnos no sólo internamente sino también hacia fuera, que se nos escuche, para incrementar el compromiso con lo que decimos y la concentración en el partido. Animarse como estilo de juego, prácticamente en cada punto y corregirnos cuando podríamos haber tomado una mejor decisión, pero siempre desde el respeto y la amabilidad. ¿O cómo le hablarías ante este mismo error a una persona a la que quieres? Como dice la poeta Sara Búho: «respetar el error es respetarse a uno mismo». Sin respeto no hay confianza. Tratemos de facilitarnos la competición y juguemos contra un solo rival y con la ayuda de nuestra mejor amiga, la mente. Contemplando el error como una oportunidad de aprendizaje e intentamos hacerlo mejor en la próxima ocasión.


3. Actúa como actuarías si ya tuvieras esa confianza que quieres. Decía el psicólogo William James «si quieres una habilidad, actúa como si ya la tuvieras». ¿Cómo te comportarías si fueras 1 jugador/a con confianza? ¿Cómo te animarías? ¿Qué te dirías a ti mismo/a? ¿Qué imagen transmitirías a tu rival? Intentamos imitar cómo se mueve, cómo piensa o cómo actúa esa persona a la que admiramos por su confianza: espalda recta, hombros atrás, cabeza alta, mirada firme, pasos con determinación… Tu cerebro acabará interpretando, con la ayuda de las neuronas espejo y la propiocepción que tú te sientes acorde con tu postura corporal y tus movimientos. Gracias a estudios como el de Strack, Martin y Stepper (1989), desde hace muchos años sabemos que hay una relación bidireccional, entre el feedback facial y corporal y la emoción que sentimos, corroborando lo que decía William James de la importancia de actuar como si ya se tuviera la habilidad que se quiere, hasta que al final la acabemos provocando.


Estos tres ejercicios nos será mucho más fácil aplicarlos en la competición si los vamos trabajando día a día en nuestro entrenamiento. Y no sólo mejoraremos nuestra confianza, sino que adicionalmente, daremos un salto cualitativo a nuestro entrenamiento.

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