¿Quieres mejorar tu rendimiento?

Puedes seguirme aquí

El autocontrol emocional una pieza clave para ganar

¿Sabías que entrenar la capacidad de autocontrol desde la infancia predice el éxito (en todos sus sentidos) en la vida adulta incluso más que el coeficiente intelectual?

 
Así lo avalan famosos estudios como el “Marshmallow Test”, un experimento en el cual participaron niños de entre 4 y 6 años a los que se le ofrecía una nube de azúcar y se les planteaba la opción de comérsela cuando quisieran o esperar 30 minutos sin comérsela, para después ser recompensados con una segunda nube.
 

Algunos de estos niños sucumbieron al placer inmediato de comerse esa primera nube, pero otros consiguieron desarrollar distintas estrategias de autocontrol (mirar hacia otro lado, hablar con el compañero, contar…) aguantando hasta la segunda.

 
Treinta años más tarde se siguió evaluando a estos niños, llegando a la conclusión de que aquellos que habían conseguido esperar esa segunda nube habían obtenido: mejores calificaciones académicas, elegido Carreras Universitarias de mayor dificultad, accedido a puestos de trabajo más cualificados y habían presentado un menor índice delictivo que los que no habían desarrollado estrategias de autocontrol.
 
Además, estudios de la Universidad de Harvard confirman que entre un 60-90% de las consultas médicas generales en occidente se deben a una mala gestión emocional. Con lo cual, estos datos nos deberían de animar a fomentar a través del deporte valores tan importantes para la vida como es el autocontrol emocional, ya que, más allá de ayudar al deportista a ganar, en el futuro se traducirá en conquistas personales, profesionales, y en general, en un mayor bienestar. Pese a que la expresión emocional de forma natural tenga un carácter automático e involuntario, con paciencia y fuerza de voluntad, controlar nuestras emociones se puede entrenar ejercitando la corteza prefrontal que es la principal responsable de esta función cerebral.
 

Toni Nadal en su libro “Todo se puede entrenar” también resalta la importancia de controlar las emociones, así como la expresión facial a la hora de competir: “Una de mis obsesiones, desde siempre y con todos mis alumnos, era que pusieran buena cara. ¡Buena cara! ¡Las veces que le he dicho esto a mi sobrino como única consigna antes de salir a un partido!”.

 
Conseguir no quejarse, poner “buena cara” o simplemente poner cara de “póquer” (cara neutra) cuando se comete un fallo, requiere una buena capacidad de autocontrol, pues lo fácil sería dejarse llevar por el impulso o ese malestar emocional que nos genera perder o fallar. Mejorar o llegar a tener una buena capacidad de autocontrol, en líneas generales, no significa que ya nunca nos vayamos a quejar, o que siempre vayamos a conseguir controlarnos, pues, como toda buena regla y como seres humanos falibles que somos, pueden darse excepciones. Sin embargo, de cara a la competición entrenar este valor nos ayudará a tomar mejores decisiones y a tener por tanto más opciones de ganar.
 

Tener un buen autocontrol es importante tanto para deportistas como para padres, madres, entrenadores/as… así como para cualquier miembro del equipo, pues nada es tan contagioso como el ejemplo. No podemos pedir autocontrol si después somos los primeros que a la mínima saltamos.

 

Veamos 3 ejercicios sencillos para empezar a entrenar este valor:

 
· Ejercicio 1: Planifica tu “entrenamiento paciente”. Para elaborar este entrenamiento se requieren tres pasos: 1) Identifica las situaciones donde más sueles perder el control (ejemplo en un deportista: cuando va perdiendo, está teniendo mala suerte o juega contra X rival en concreto…). 2) Anticipa qué podrías hacer para conseguir gestionar mejor esa situación (dónde podrías poner el foco de atención, si te podría ayudar alguna técnica de relajación…). 3) Aplícalo y si falla algún paso, ajústalo.
 

· Ejercicio 2: Contrato de compromisos. A modo juego, comparte tu «entrenamiento paciente» con algún/a compañero/a del equipo o con tu grupo de entrenamiento de forma que te pueda ayudar y evaluar. Y en esta ocasión, añade consecuencias o algún tipo de penalización si no cumples con lo que te has comprometido. Lo ideal sería que esa penalización fuera una contribución positiva para el grupo o la persona que te evalúa. Y así, no hay «mal» que por bien no venga.

 

· Ejercicio 3: Elige una persona que sea referente en cuanto a autocontrol emocional. El aprendizaje por observación o modelado es muy importante para el desarrollo de las personas y es algo que venimos haciendo desde que nacimos. Gracias a las neuronas espejo que posee nuestro cerebro, podemos empatizar con lo que vemos y con lo que sienten los demás. Por tanto, podríamos tratar de imitar y reproducir lo que haría esa persona referente ante esa situación en la cual solemos perder el control.

 

Espero que estos ejercicios os sean de gran utilidad y que os animen a fomentar y a practicar a través del deporte valores tan enriquecedores como es el autocontrol emocional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *