¿Quieres mejorar tu rendimiento?

Puedes seguirme aquí

El talento en tenis de mesa

Mesa redonda virtual con la Real Federación Española de Tenis de Mesa

BLOQUE 1: ¿Qué es el talento? ¿Genética o algo aprendido que puede ser estimulado?

El talento en nuestro deporte concretamente puede ser un concepto multifactorial, pues no depende de una única cualidad y puede verse tanto en aspectos físicos (coordinación, velocidad, velocidad de reacción, “muñeca”, etc) como en aspectos más psicológicos (capacidad de aprendizaje, creatividad, resolución de problemas, inteligencia emocional…). En todo deporte siempre hay un componente genético que puede predisponer. Sin embargo, en el caso del tenis de mesa al ser un deporte abierto entendemos que la carga genética, pese a poder influir especialmente en la élite ya que cualquier detalle cuenta, no es tan determinante como sí lo puede ser la capacidad de trabajo, que tal y como comentaba el entrenador del CAR de Sant Cugat Ramón Mampel es el mejor talento, así como la única fórmula para hacer productivo cualquier otro si es que este existiera. Del mismo modo, los estudios científicos más recientes en neurociencia nos informan de la gran plasticidad que tiene el cerebro para aprender y generar nuevas conexiones neuronales o reforzar las existentes a partir de los estímulos que el/la niño/a recibe, especialmente en etapas tempranas, así como de los factores psicosociales que le rodean (mención especial al entorno familiar o de convivencia).

BLOQUE 2: Apuestas del futuro: Detectar talento Vs. Resultados actuales

Consideramos que las apuestas del futuro e incluso del presente no se tendrían que ceñir ni al talento ni al resultado al 100%, sino más bien encontrar un punto intermedio que, si es posible, combine ambos ingredientes, en línea de lo que ya se viene haciendo últimamente.

 

No obstante, también sería muy interesante y enriquecedor tener en cuenta otros factores como la motivación y los valores demostrados en la competición por parte del jugador/a (aunque ya se haga, darle aún más valor además de ejemplar y contagioso sería una forma de empezar a encaminar ese perfil de deportista profesional que nos gustaría que en el futuro nos representara).

 
Sabiendo que son los valores (el esfuerzo, la lucha, la capacidad de superación, la templanza, la disciplina, etc) los que llevan a un/a jugador/a a ganar con más regularidad, y que la motivación intrínseca por su parte también suele ser la más duradera y estable en el tiempo, ambos factores son datos muy interesantes a considerar. Pues aumentarán la probabilidad de consolidar un mínimo compromiso con el/la jugador/ha seleccionado/a o becado/a a largo plazo, lo que a su vez también supondría una mayor rentabilidad económica.

BLOQUE 3: ¿Cómo acompañar, ayudar y trabajar con el/la jugador/a con/sin talento?

– Construyendo una relación entrenador/a-jugador/a basada en la confianza y en la buena comunicación y fomentando progresivamente el autoconocimiento y la autonomía (estilo de juego, capacidad de autocontrol emocional, automotivación, etc).

 

– Haciendo consciente al jugador/a de su talento (si lo tiene) para trabajarlo y potenciarlo, y si no lo tiene reforzar asimismo lo que este/a haga mejor para que se sienta igualmente competente, habilidoso/a y motivado/a por mejorar.

 
– Personalizando/individualizando en la medida de lo posible el entrenamiento (ejercicios generales + específicos enfocados especialmente en el desarrollo de esas fortalezas o talento/s), considerando este entrenamiento tanto físico como mental/emocional, pues recordemos que el talento especialmente en un deporte abierto como es el nuestro se encuentra en muchas ocasiones en factores psicológicos como es la toma de decisión.
 
– Pese a que exista o no talento, adaptando los entrenamientos a la etapa evolutiva del jugador/a. Esta adaptación propiciará una mejor motivación, concentración y capacidad de trabajo a partir de juegos, retos o ejercicios que varíen en características como la duración o el nivel de dificultad, simulando al máximo la competición.
 
– Si fuera posible, ampliando el número de entrenadores/as y/o sparrings en la sala (e incluso, profesionales especializados/as en el entrenamiento invisible también sería fundamental) para dar más calidad al entreno y aumentar las probabilidades de poder crear ese vínculo tan importante y especial entre jugador/a-entrenador/a.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *