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Se acercan competiciones importantes y los nervios suelen ser protagonistas principales. ¿Cuántas veces has perdido en una competición porque los nervios “te han traicionado” o no has sabido gestionar bien la presión?
Si tú supieras lo que te quieren tus nervios… y lo cierto es que no te “traicionan” ellos, te traiciona tu mente cuando interpreta que hay una amenaza donde en realidad hay un reto.
Actualmente, pese a que la amenaza no sea de vida o muerte, e incluso no sea ni real, la mente sigue activando el mismo mecanismo de defensa cuando interpreta que algo nos puede perjudicar, ya sea a nivel físico, mental o emocional. En el caso de la competición, este exceso de activación normalmente se da cuando la mente interpreta como amenaza la posibilidad de perder, fallar, decepcionar, no cumplir con las expectativas… pero, ¿es en realidad una amenaza la competición o más bien es un reto que tenemos que tratar de superar? ? Y si no se consigue, habrá que seguir entrenando (a nivel físico, técnico, táctico y psicológico) para aprovechar mejor la próxima oportunidad.
Ejercicio 1. Escribe en tu muñeca o en algún punto visible una palabra de anclaje como “reto” que te recuerde cuando estés especialmente nervioso que, pese a la incomodidad que estás sintiendo (como la mayoría de jugadores que están compitiendo), una competición nunca es una amenaza y que en todo caso tu mente sí que podría serlo. Observa, ¿hacia qué dirección está remando tu mente con sus pensamientos?
Ejercicio 2. Imagina que es tu hermano o tu mejor amigo el que está así de nervioso y le quieres ayudar. ¿Qué le dirías? ¿De qué forma se lo dirías? ¿Cómo le calmarías? ¿Cómo le animarías? Y entonces a ti, ¿por qué no te tratas así?
Ejercicio 3. En esta ocasión, utilizaremos el humor como técnica de relajación. Imagina que tus nervios a partir de ahora son “Paco”, ese amigo pesado que de vez en cuando viene a visitarte por si necesitas una mano (con alguna “amenaza”). Cuando sientas que tus nervios tocan a la puerta, relaciónate con ellos internamente con un toque de humor: “Hombre Paco, ¡ya sabía yo que tú no podías faltar a esta competición! pero siento decirte que en esta ocasión no te voy a necesitar. Resulta que esta vez me siento más preparado que en la anterior, no he faltado a ningún entreno y cada día me desenvuelvo mejor. Así que, lo dicho, gracias por la visita ¡y que te vaya bonito!” De esta forma conseguirás que tus nervios poco a poco se vayan solos por donde vinieron, porque podrán confirmar que no hay ninguna amenaza real de la que se tengan que preocupar.
Espero que estos ejercicios te sean de gran utilidad y que a partir de ahora no tengas dudas de que tus nervios solo te quieren cuidar.